jueves, 28 de junio de 2012

La Revolución como producto del perfeccionamiento ideológico del concepto de libertad del hombre.


En la historia universal vemos que el ser humano en su estado de descontento ante las injusticias existentes a su alrededor, comienza a buscar maneras de solucionar aquellas diferencias claramente distinguibles. Las revoluciones ocurridas en la historia son de diversas características y a la vez responden a distintos factores dependiendo del contexto histórico o territorial que ocurra. En el presente ensayo me centraré en la Revolución francesa (1789-1799), así como en el contexto ideológico e histórico en el que está inmerso; es de sumo valor el análisis de esta etapa histórica debido a que representa gran parte la importancia que conlleva la existencia de la libertad, por ende, se necesita también, abarcar la evolución de este concepto. Otro rasgo rescatable es que los ideales revolucionarios de la revolución francesa pasaron a integrar la plataforma de las reformas liberales de Francia y Europa en el siglo XIX, asimismo sirvieron de motor ideológico a las naciones latinoamericanas independizadas en ese mismo siglo, y continúan siendo hoy, las claves de la democracia.

Si se analiza objetivamente se puede decir que las revoluciones son producto del perfeccionamiento del concepto de libertad que en cada etapa historia conciba el hombre, el cual va evolucionando y a la vez mejorando, lo cual trae consigo cambios históricos importantes. Esto señala el carácter relevante para la historia del concepto de libertad. Como se refiere al respecto Walter Benjamín "Marx dice que las revoluciones son las locomotoras de la historia mundial. Pero tal vez esto es completamente distinto. Tal vez las revoluciones son el momento en el cual el género humano, que viaja en este tren, acciona el freno de emergencia" se puede creer que las revoluciones son aquel punto en el que los seres humanos se dan cuenta que los anteriores sistemas sociales, políticos o religiosos ya no son aptos para el momento en que se vive, de esta manera, las revoluciones vendrían a tomar forma respecto a la evolución ideológica que se tenga referente a cada temática, como nos dice Kant “La historia del mundo no es otra cosa que el progreso de la conciencia de la libertad”. Es conocido que durante siglos los hombres fueron víctimas de injusticias, maltratos y esclavitud. Pero está del todo claro que esta manera de vivir, era del todo legítima respecto a la propia concepción de cada persona de aquella época, ya que la ley natural a la que se refieren, por ejemplo, los filósofos estoicos, no es concebida por el común de las personas, es más, Cicerón se contradice al decir que esta ley natural no puede ser aplicada a los esclavos por tener un contrato de por vida. Pues bien, se podría pensar que las revoluciones, no son del todo uniformes, ni tampoco ocurren por los mismos motivos, sino que son resultado de las transformaciones de las sociedades en las que nos desarrollamos, claro está que esta evolución no es del todo rápida, sería un proceso que llevaría años, he incluso mayormente, siglos en ocurrir.  

En primera instancia podemos definir a la libertad como la capacidad de autodeterminación de la voluntad, que permite a los seres humanos actuar como deseen, sin embargo, esta concepción no fue igualitaria para todos y a la vez no contaba con bases firmes en las que pudiera validarse. Vemos entonces, que en la antigüedad la esclavitud era considerada como una institución totalmente legitima y a la vez necesaria, bien sabemos que hoy dicta mucho de apegarse a las leyes naturales de cada individuo; luego en la edad media se hace un avance al respecto, con la implementación de la Carta Magna, impuesta en el siglo XIII al rey Juan Sin Tierra de Inglaterra por un grupo de barones ingleses con el fin de imponer ciertos limites al ejercicio arbitrario del poder. En el renacimiento aparece poco a poco la libertad intelectual y de conciencia, trayendo consigo diversos replanteamientos y criticas a los dogmas imperantes. A pesar de estas grandes evoluciones históricas de la libertad, está claro que  aquello que trae inherentes mayores cambios históricos son las revoluciones, ya que conllevan a definir la libertad individual y a la vez asegurar su implementación, ejemplo de ello tenemos en el siglo XVII, la Revolución Gloriosa, la cual supuso el termino de cientos de años de intentos por imponer restricciones a los monarcas absolutos ingleses. El Bill of Rights, aprobado en el Parlamento en 1689, trajo consigo el establecimiento de un gobierno representativo en Inglaterra. La guerra de la Independencia estadounidense (1775-1783) combinó los problemas de la libertad individual con los de la libertad nacional, propios de la creación de un nuevo Estado. Al respecto, John Locke nos dice que las revoluciones no son solo un derecho, sino que una obligación, ya que la tiranía era totalmente inaceptable ya que no se respetan las libertades naturales de los individuos. Locke nos señala que el Estado no existe para la salvación espiritual de los seres humanos sino para servir a los ciudadanos y garantizar sus vidas, su libertad y sus propiedades bajo una constitución, esto hace totalmente necesaria la existencia de un estado en el cual se dé cabida a la libertad individual de las personas y a la llamada soberanía popular emanada solamente del pueblo, rescatando una cita que hace Francis Fukuyama en su libro “el fin de la historia” de Kant nos señala que “Una sociedad en la cual la libertad bajo las leyes externas se asocia en el más alto grado con fuerza irresistible, o sea, una constitución cívica perfectamente justa, constituye el más elevado objetivo que la naturaleza asigna a la especie humana” esto corresponde a aquel objetivo de la constitución, ante todo asegurar las libertades individuales de los ciudadanos.

Analizando lo dicho al respecto, podemos formular que el ser humano posee una ley natural que le es propia, la cual muchas veces en la historia no es reconocida, sin embargo, con el pasar del tiempo se hace necesario exigir estos derechos para terminar con la desigualdad referente a la manera en como se vivía en los estados existentes. Es necesario que estos derechos no sean violados porque existen antes de la constitución de cualquier estado y a la vez son inherentes al ser humano. La libertad absoluta, la libertad justa y verdadera, igual e imparcial, es aquello que necesitamos en efecto para vivir en aquel estado de felicidad cívica. Locke señala expresamente que la ley natural no ordena la sumisión a un poder absoluto hereditario. Por el contrario, la naturaleza favorece la libertad. Muchos pensadores señalan que las revoluciones conllevan a la evolución histórica y que por lo tanto son los engranajes de esta, sin embargo, analizando específicamente el cambio del concepto de libertad se observa lo contrario, esta evolución conceptual (siempre existente, inclusive en nuestros días) hace que la historia siga su curso como tal y que por lo tanto las revoluciones solo sean el momento en el que culminan, todo esto para el establecimiento formal que lleva al reconocimiento totalmente nuevo y florecido de la libertad. Bien tenemos el ejemplo de la revolución francesa; no se puede decir que aquella revolución fue el motor de la historia de aquel país o de la historia universal occidental, sino que fue el proceso culmine de una evolución ideológica que llevaría años en desarrollarse como tal. En 1789 la Revolución Francesa terminó con el sistema feudal en Francia y estableció el sistema del gobierno representativo. La Ilustración, fuente intelectual de la Revolución Francesa, definió la libertad como un derecho natural del hombre a actuar sin interferencias de ninguna clase, a la vez que estableció la necesidad de limitaciones a la libertad para con ello procurar la existencia de una organización social propia. Enterrada la teoría del origen divino del poder real, las nuevas teorías ponían el fundamento del poder en el pueblo, y destacaban que la tiranía comienza cuando, ignorando esa procedencia, se violan los derechos individuales. Es de vital importancia el hecho de que encontramos el origen ideológico de la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, que sirvió como modelo para la mayoría de las declaraciones sobre la libertad adoptadas por los Estados europeos del siglo XIX. Como podemos ver, se consolida propiamente aquella libertad que hace años venía germinándose debido al descontento que producían las injusticias hacia las personas. Vemos que como resultado de la revolución francesa, no solo se concibe la libertad política, sino que también se reconoce la libertad de culto y la libertad de expresión tal y como fueron enunciados en la Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano, pese a no aplicarse en todo momento en el periodo revolucionario, condujeron a la concesión de la libertad de conciencia y de derechos civiles para los protestantes y los judíos. Por lo que una gran consecuencia de esta es que se inició el camino hacia la separación de la Iglesia y el Estado.

Otro exponente que sirvió de base sólida para el fundamento de las revoluciones fue Montesquieu a quien se atribuye la teoría de la separación de los poderes, referente a lo dicho vemos que en el libro XI  define la libertad como “el derecho de hacer todo lo que las leyes permiten”, de lo que anuncia su sentencia “la libertad política se encuentra en gobiernos moderados” (cap.IV) … Para que no se abuse del poder es necesario que, como la naturaleza misma de las cosas, el poder frene al poder (página 274). Montesquieu dice expresamente que cuando el poder legislativo y el poder ejecutivo se reúnen en la misma persona, no existe libertad. De todo esto, se hace necesario que para que se logre la libertad que Locke concibe, es necesario complementarla con la separación de poderes que establece Montesquieu. Es más, refiriéndome solamente a mi tesis, vemos que con la revolución francesa se llega a un perfeccionamiento paulatino de la libertad, la cual lleva consigo aspectos tales como la división de poderes, la soberanía Nacional, la elección de representantes, el importante y relevante reconocimiento de los derechos individuales, así como el desarrollo de un estado laico. Todas estas características, ahora inherentes a un estado, eran inimaginables para las personas de siglos anteriores. Es en esto, en donde nuestra historia universal encuentra su motor, en aquellos perfeccionamientos de conceptos, de ideologías, de modos de concebir la realidad en la que estamos inmersos, no en aquellos sucesos muchas veces revolucionarios que conllevan el corte definitivo de viejas tradiciones o mentalidades socio-políticas, ya que estos, son solo el resultado de estas transformaciones, por lo que hay que preguntarse el hecho de si es posible que la historia universal únicamente sea concebida como una sucesión de revoluciones que dan paso a nuevos sistemas políticos (hay que tener claro que no solo en este ámbito es posible la existencia de revoluciones, es más, la historia demuestra lo contrario) y que si es incluso factible el dejar de lado la carga ideológica e incluso subjetiva en torno a aquel precepto que mueve la revolución, como en su momento en el caso de la revolución francesa fueron 'Liberté, Égalité, Fraternité' ('Libertad, Igualdad, Fraternidad'), sobre todo el concepto gravitante de libertad. Hay que tener presente que los principios de libertad e igualdad de 1776 o de 1789 no surgieron de forma espontánea en la mente de los esclavos, al contrario, significó un largo y penoso proceso de educación de sí mismo para lograr hacer frente al señor, para poder contar con la capacidad de afrontar su miedo a la muerte y a reclamar su libertad. Se debe entender que el esclavo, reflexionando sobre aquellas ideas abstractas que posee de libertad, así como también de su condición, se le ocurren diversas concepciones preliminares de dicho concepto, estas suponen el germen de la idea de libertad, la cual tiene en gran medida la influencia del cristianismo, ya que su ideología lleva más directamente a la creación de sociedades con características de igualdad y libertad. Esto implica que el cristianismo tuviera una concepción de la libertad totalmente igualitaria y universal. Todo esto aportó al proceso histórico y en especial al esclavo, una visión de lo que era la libertad humana y en cierta manera definir lo que se consideraba como dignidad.

Por todo lo anteriormente dicho es claramente imposible entender un hecho revolucionario como aquello que surge sólo de ciertas causas históricas determinadas o también denominadas antecedentes, como en el caso correspondiente en Francia serían las diferencias entre el tercer Estado (los únicos que pagaban impuestos) y el primer y segundo Estado, la crisis económica, la crisis agrícola de 1788 y por último la crisis política. Debe ser entendida englobando aquella evolución que el concepto determinante conlleva, la libertad de por sí, como mencioné anteriormente, nunca fue entendida de la misma manera, inclusive hoy en día no está libre de modificaciones e inclusive futuras revoluciones, el ejemplo de ello es como en los últimos tiempos, aquella libertad que muchas veces estaba limitada a las mujeres o los grupos minoritarios de nuestra sociedad han ido ganando camino poco a poco a sus libertades, que muchas veces fueron pasadas a llevar, y esto es fácilmente observable en la historia reciente, lo que deja todavía mucho por avanzar en esta y muchas materias. Esto señala que nunca se termina de perfeccionar el concepto, y con ello, la historia va avanzando sin detenerse, germinando futuras revoluciones y con ello nuevas maneras de comprender la realidad en la que vivimos. Tratando de alcanzar aquella felicidad cívica mencionada anteriormente.

Es válido considerar aquella postura negativa de la concepción liberal del hombre que dice relación con aquel tipo burgués; considerándolo como un ser humano consumido por su propia ansia de auto conservación y por lo tanto, su bienestar material, el cual está interesado en su comunidad solo en la medida que contribuye a un bien para sí mismo, como sugiere kant, una sociedad civil podría componerse de diablos, sin embargo, esta postura no considera las variables que a mi parecer son de gran importancia, si bien, una persona puede guiarse por su propia libertad para adquirir beneficios para si mismo sin reparar en la comunidad, nunca puede pasar por las libertades establecidas por igual a todos los ciudadanos, por lo que, se estaría ante la misma condición entre uno y otro, prohibiendo el desmedro de una persona por el beneficio de otra, sencillamente se está en la misma condición por poseer iguales libertades. Es así como no es posible identificar que esta libertad sea de cierta manera negativa, ya que se pasa de la arbitrariedad del poder en manos de ciertas personas a aquella libertad recogida legalmente y a la vez válida para todos.  

Ahora bien, cabe preguntarse si al recoger las libertades de todas las personas esto conlleva a que se respeten efectivamente unas con otras, sin pasarlas a llevar. También existe la interrogante referente a si quizás ese afán de libertad que muchos sectores tienen se confunde con libertinaje y a la vez este con anarquía como resultado a mi parecer de la disconformidad con el sistema existente, si analizamos esto, respecto a mi postura, vemos que responde a aquella evolución ideológica que culmina tarde o temprano en revolución, y por ende, según mi criterio, es en ningún momento recomendable tachar ciertas ideologías o evoluciones que responden al presente en que vivimos, ya que estas, son las que mueven de por sí la historia y que hace que se lleve día a día a un perfeccionamiento cívico.  Referente a lo último rescato lo dicho por Octavio Paz en su libro Itinerario:

 “El mal es humano, exclusivamente humano. Pero no todo es maldad en el hombre. El nido del mal está en su conciencia, en su libertad. En ella está también el remedio, la respuesta contra el mal. Ésta es la única lección que yo puedo deducir de este largo y sinuoso itinerario: luchar contra el mal es luchar contra nosotros mismos. Y ése es el sentido de la historia.”

Las revoluciones no son del todo uniformes, ni tampoco ocurren por los mismos motivos, sino que son resultado de la evolución de las sociedades en las que nos desarrollamos.  En sí es claro que el elemento ideológico que evolucionó y que a la vez era el motor de estas, fue el concepto de libertad, ya no entendida como aquella que tenían unos pocos, sino el común de los ciudadanos. Las personas se basaron en los autores anteriormente citados (Locke, Montesquieu) para instaurar cambios que dirigieran a la felicidad cívica y a la vez a la aspiración de la libertad en sí, pero como mencioné anteriormente, esta felicidad cívica de por sí cambia con la historia, con las personas, con las ideologías y con el sentir del contexto histórico, por ende, no puede ser considerada como un todo, ni tampoco  entender las revoluciones como el ente que produce la evolución y los cambios históricos en sí, sino como aquel efecto e inclusive el fin, de todo aquel progreso ocurrido con vías a cierta perfección en la historia humana.














Referencias Bibliográficas



* Fukuyama, F. (1992) El fin de la historia y el último hombre. Barcelona: Editorial Planeta S.A.

* Bobbio, N. (1976)  Las teorías de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político. Turín: Giappichelli Editore

*Pisier, É., Duhamel, O. y Chatelet, F. (1982) Historia del pensamiento político. Francia: Presses Universitaries de France.