En la historia universal vemos que el ser humano en su estado de descontento ante las injusticias existentes a su alrededor, comienza a buscar maneras de solucionar aquellas diferencias claramente distinguibles. Las revoluciones ocurridas en la historia son de diversas características y a la vez responden a distintos factores dependiendo del contexto histórico o territorial que ocurra. En el presente ensayo me centraré en la Revolución francesa (1789-1799), así como en el contexto ideológico e histórico en el que está inmerso; es de sumo valor el análisis de esta etapa histórica debido a que representa gran parte la importancia que conlleva la existencia de la libertad, por ende, se necesita también, abarcar la evolución de este concepto. Otro rasgo rescatable es que los ideales revolucionarios de la revolución francesa pasaron a integrar la plataforma de las reformas liberales de Francia y Europa en el siglo XIX, asimismo sirvieron de motor ideológico a las naciones latinoamericanas independizadas en ese mismo siglo, y continúan siendo hoy, las claves de la democracia.
Si se analiza
objetivamente se puede decir que las revoluciones son producto del
perfeccionamiento del concepto de libertad que en cada etapa historia conciba
el hombre, el cual va evolucionando y a la vez mejorando, lo cual trae consigo
cambios históricos importantes. Esto señala el carácter relevante para la
historia del concepto de libertad. Como se refiere al respecto Walter Benjamín
"Marx dice que las revoluciones son las locomotoras de la historia
mundial. Pero tal vez esto es completamente distinto. Tal vez las revoluciones
son el momento en el cual el género humano, que viaja en este tren, acciona el
freno de emergencia" se puede creer que las revoluciones son aquel punto
en el que los seres humanos se dan cuenta que los anteriores sistemas sociales,
políticos o religiosos ya no son aptos para el momento en que se vive, de esta
manera, las revoluciones vendrían a tomar forma respecto a la evolución
ideológica que se tenga referente a cada temática, como nos dice Kant “La
historia del mundo no es otra cosa que el progreso de la conciencia de la
libertad”. Es conocido que durante siglos los hombres fueron víctimas de
injusticias, maltratos y esclavitud. Pero está del todo claro que esta manera
de vivir, era del todo legítima respecto a la propia concepción de cada persona
de aquella época, ya que la ley natural a la que se refieren, por ejemplo, los
filósofos estoicos, no es concebida por el común de las personas, es más,
Cicerón se contradice al decir que esta ley natural no puede ser aplicada a los
esclavos por tener un contrato de por vida. Pues bien, se podría pensar que las
revoluciones, no son del todo uniformes, ni tampoco ocurren por los mismos
motivos, sino que son resultado de las transformaciones de las sociedades en
las que nos desarrollamos, claro está que esta evolución no es del todo rápida,
sería un proceso que llevaría años, he incluso mayormente, siglos en ocurrir.
En primera instancia
podemos definir a la libertad como la capacidad de autodeterminación de la
voluntad, que permite a los seres humanos actuar como deseen, sin embargo, esta
concepción no fue igualitaria para todos y a la vez no contaba con bases firmes
en las que pudiera validarse. Vemos entonces, que en la antigüedad la
esclavitud era considerada como una institución totalmente legitima y a la vez
necesaria, bien sabemos que hoy dicta mucho de apegarse a las leyes naturales
de cada individuo; luego en la edad media se hace un avance al respecto, con la
implementación de la Carta
Magna , impuesta en el siglo XIII al rey Juan Sin Tierra de
Inglaterra por un grupo de barones ingleses con el fin de imponer ciertos
limites al ejercicio arbitrario del poder. En el renacimiento aparece poco a
poco la libertad intelectual y de conciencia, trayendo consigo diversos replanteamientos
y criticas a los dogmas imperantes. A pesar de estas grandes evoluciones
históricas de la libertad, está claro que
aquello que trae inherentes mayores cambios históricos son las
revoluciones, ya que conllevan a definir la libertad individual y a la vez
asegurar su implementación, ejemplo de ello tenemos en el siglo XVII, la Revolución Gloriosa ,
la cual supuso el termino de cientos de años de intentos por imponer
restricciones a los monarcas absolutos ingleses. El Bill of Rights, aprobado en
el Parlamento en 1689, trajo consigo el establecimiento de un gobierno
representativo en Inglaterra. La guerra de la Independencia
estadounidense (1775-1783) combinó los problemas de la libertad individual con
los de la libertad nacional, propios de la creación de un nuevo Estado. Al
respecto, John Locke nos dice que las revoluciones no son solo un derecho, sino
que una obligación, ya que la tiranía era totalmente inaceptable ya que no se
respetan las libertades naturales de los individuos. Locke nos señala que el
Estado no existe para la salvación espiritual de los seres humanos sino para
servir a los ciudadanos y garantizar sus vidas, su libertad y sus propiedades
bajo una constitución, esto hace totalmente necesaria la existencia de un
estado en el cual se dé cabida a la libertad individual de las personas y a la
llamada soberanía popular emanada solamente del pueblo, rescatando una cita que
hace Francis Fukuyama en su libro “el fin de la historia” de Kant nos señala
que “Una sociedad en la cual la libertad bajo las leyes externas se asocia en
el más alto grado con fuerza irresistible, o sea, una constitución cívica
perfectamente justa, constituye el más elevado objetivo que la naturaleza
asigna a la especie humana” esto corresponde a aquel objetivo de la
constitución, ante todo asegurar las libertades individuales de los ciudadanos.
Analizando lo dicho al
respecto, podemos formular que el ser humano posee una ley natural que le es
propia, la cual muchas veces en la historia no es reconocida, sin embargo, con
el pasar del tiempo se hace necesario exigir estos derechos para terminar con
la desigualdad referente a la manera en como se vivía en los estados existentes.
Es necesario que estos derechos no sean violados porque existen antes de la
constitución de cualquier estado y a la vez son inherentes al ser humano. La
libertad absoluta, la libertad justa y verdadera, igual e imparcial, es aquello
que necesitamos en efecto para vivir en aquel estado de felicidad cívica. Locke
señala expresamente que la ley natural no ordena la sumisión a un poder
absoluto hereditario. Por el contrario, la naturaleza favorece la libertad.
Muchos pensadores señalan que las revoluciones conllevan a la evolución histórica
y que por lo tanto son los engranajes de esta, sin embargo, analizando
específicamente el cambio del concepto de libertad se observa lo contrario, esta
evolución conceptual (siempre existente, inclusive en nuestros días) hace que
la historia siga su curso como tal y que por lo tanto las revoluciones solo
sean el momento en el que culminan, todo esto para el establecimiento formal
que lleva al reconocimiento totalmente nuevo y florecido de la libertad. Bien
tenemos el ejemplo de la revolución francesa; no se puede decir que aquella
revolución fue el motor de la historia de aquel país o de la historia universal
occidental, sino que fue el proceso culmine de una evolución ideológica que
llevaría años en desarrollarse como tal. En 1789 la Revolución Francesa
terminó con el sistema feudal en Francia y estableció el sistema del gobierno
representativo. La
Ilustración , fuente intelectual de la Revolución Francesa ,
definió la libertad como un derecho natural del hombre a actuar sin interferencias
de ninguna clase, a la vez que estableció la necesidad de limitaciones a la
libertad para con ello procurar la existencia de una organización social
propia. Enterrada la teoría del origen divino del poder real, las nuevas
teorías ponían el fundamento del poder en el pueblo, y destacaban que la
tiranía comienza cuando, ignorando esa procedencia, se violan los derechos
individuales. Es de vital importancia el hecho de que encontramos el origen
ideológico de la
Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, que
sirvió como modelo para la mayoría de las declaraciones sobre la libertad
adoptadas por los Estados europeos del siglo XIX. Como podemos ver, se
consolida propiamente aquella libertad que hace años venía germinándose debido
al descontento que producían las injusticias hacia las personas. Vemos que como
resultado de la revolución francesa, no solo se concibe la libertad política,
sino que también se reconoce la libertad de culto y la libertad de expresión
tal y como fueron enunciados en la Declaración de Derechos del hombre y del
ciudadano, pese a no aplicarse en todo momento en el periodo revolucionario,
condujeron a la concesión de la libertad de conciencia y de derechos civiles
para los protestantes y los judíos. Por lo que una gran consecuencia de esta es
que se inició el camino hacia la separación de la Iglesia y el Estado.
Otro exponente que sirvió
de base sólida para el fundamento de las revoluciones fue Montesquieu a quien
se atribuye la teoría de la separación de los poderes, referente a lo dicho
vemos que en el libro XI define la
libertad como “el derecho de hacer todo lo que las leyes permiten”, de lo que
anuncia su sentencia “la libertad política se encuentra en gobiernos moderados”
(cap.IV) … Para que no se abuse del poder es necesario que, como la naturaleza
misma de las cosas, el poder frene al poder (página 274). Montesquieu dice
expresamente que cuando el poder legislativo y el poder ejecutivo se reúnen en
la misma persona, no existe libertad. De todo esto, se hace necesario que para
que se logre la libertad que Locke concibe, es necesario complementarla con la
separación de poderes que establece Montesquieu. Es más, refiriéndome solamente
a mi tesis, vemos que con la revolución francesa se llega a un perfeccionamiento
paulatino de la libertad, la cual lleva consigo aspectos tales como la división
de poderes, la soberanía Nacional, la elección de representantes, el importante
y relevante reconocimiento de los derechos individuales, así como el desarrollo
de un estado laico. Todas estas características, ahora inherentes a un estado,
eran inimaginables para las personas de siglos anteriores. Es en esto, en donde
nuestra historia universal encuentra su motor, en aquellos perfeccionamientos
de conceptos, de ideologías, de modos de concebir la realidad en la que estamos
inmersos, no en aquellos sucesos muchas veces revolucionarios que conllevan el
corte definitivo de viejas tradiciones o mentalidades socio-políticas, ya que
estos, son solo el resultado de estas transformaciones, por lo que hay que
preguntarse el hecho de si es posible que la historia universal únicamente sea
concebida como una sucesión de revoluciones que dan paso a nuevos sistemas
políticos (hay que tener claro que no solo en este ámbito es posible la
existencia de revoluciones, es más, la historia demuestra lo contrario) y que
si es incluso factible el dejar de lado la carga ideológica e incluso subjetiva
en torno a aquel precepto que mueve la revolución, como en su momento en el caso
de la revolución francesa fueron 'Liberté, Égalité, Fraternité' ('Libertad,
Igualdad, Fraternidad'), sobre todo el concepto gravitante de libertad. Hay que
tener presente que los principios de libertad e igualdad de 1776 o de 1789 no
surgieron de forma espontánea en la mente de los esclavos, al contrario,
significó un largo y penoso proceso de educación de sí mismo para lograr hacer
frente al señor, para poder contar con la capacidad de afrontar su miedo a la
muerte y a reclamar su libertad. Se debe entender que el esclavo, reflexionando
sobre aquellas ideas abstractas que posee de libertad, así como también de su
condición, se le ocurren diversas concepciones preliminares de dicho concepto,
estas suponen el germen de la idea de libertad, la cual tiene en gran medida la
influencia del cristianismo, ya que su ideología lleva más directamente a la
creación de sociedades con características de igualdad y libertad. Esto implica
que el cristianismo tuviera una concepción de la libertad totalmente
igualitaria y universal. Todo esto aportó al proceso histórico y en especial al
esclavo, una visión de lo que era la libertad humana y en cierta manera definir
lo que se consideraba como dignidad.
Por todo lo anteriormente
dicho es claramente imposible entender un hecho revolucionario como aquello que
surge sólo de ciertas causas históricas determinadas o también denominadas
antecedentes, como en el caso correspondiente en Francia serían las diferencias
entre el tercer Estado (los únicos que pagaban impuestos) y el primer y segundo
Estado, la crisis económica, la crisis agrícola de 1788 y por último la crisis
política. Debe ser entendida englobando aquella evolución que el concepto
determinante conlleva, la libertad de por sí, como mencioné anteriormente,
nunca fue entendida de la misma manera, inclusive hoy en día no está libre de
modificaciones e inclusive futuras revoluciones, el ejemplo de ello es como en
los últimos tiempos, aquella libertad que muchas veces estaba limitada a las
mujeres o los grupos minoritarios de nuestra sociedad han ido ganando camino
poco a poco a sus libertades, que muchas veces fueron pasadas a llevar, y esto
es fácilmente observable en la historia reciente, lo que deja todavía mucho por
avanzar en esta y muchas materias. Esto señala que nunca se termina de perfeccionar
el concepto, y con ello, la historia va avanzando sin detenerse, germinando
futuras revoluciones y con ello nuevas maneras de comprender la realidad en la
que vivimos. Tratando de alcanzar aquella felicidad cívica mencionada
anteriormente.
Es válido considerar aquella
postura negativa de la concepción liberal del hombre que dice relación con
aquel tipo burgués; considerándolo como un ser humano consumido por su propia
ansia de auto conservación y por lo tanto, su bienestar material, el cual está
interesado en su comunidad solo en la medida que contribuye a un bien para sí
mismo, como sugiere kant, una sociedad civil podría componerse de diablos, sin
embargo, esta postura no considera las variables que a mi parecer son de gran
importancia, si bien, una persona puede guiarse por su propia libertad para
adquirir beneficios para si mismo sin reparar en la comunidad, nunca puede
pasar por las libertades establecidas por igual a todos los ciudadanos, por lo
que, se estaría ante la misma condición entre uno y otro, prohibiendo el
desmedro de una persona por el beneficio de otra, sencillamente se está en la
misma condición por poseer iguales libertades. Es así como no es posible
identificar que esta libertad sea de cierta manera negativa, ya que se pasa de
la arbitrariedad del poder en manos de ciertas personas a aquella libertad
recogida legalmente y a la vez válida para todos.
Ahora bien, cabe
preguntarse si al recoger las libertades de todas las personas esto conlleva a
que se respeten efectivamente unas con otras, sin pasarlas a llevar. También
existe la interrogante referente a si quizás ese afán de libertad que muchos
sectores tienen se confunde con libertinaje y a la vez este con anarquía como
resultado a mi parecer de la disconformidad con el sistema existente, si
analizamos esto, respecto a mi postura, vemos que responde a aquella evolución
ideológica que culmina tarde o temprano en revolución, y por ende, según mi
criterio, es en ningún momento recomendable tachar ciertas ideologías o evoluciones
que responden al presente en que vivimos, ya que estas, son las que mueven de
por sí la historia y que hace que se lleve día a día a un perfeccionamiento
cívico. Referente a lo último rescato lo
dicho por Octavio Paz en su libro Itinerario:
“El mal es humano, exclusivamente
humano. Pero no todo es maldad en el hombre. El nido del mal está en su
conciencia, en su libertad. En ella está también el remedio, la respuesta
contra el mal. Ésta es la única lección que yo puedo deducir de este largo y
sinuoso itinerario: luchar contra el mal es luchar contra nosotros mismos. Y ése
es el sentido de la historia.”
Las revoluciones no son
del todo uniformes, ni tampoco ocurren por los mismos motivos, sino que son
resultado de la evolución de las sociedades en las que nos desarrollamos. En sí es claro que el elemento ideológico que
evolucionó y que a la vez era el motor de estas, fue el concepto de libertad,
ya no entendida como aquella que tenían unos pocos, sino el común de los
ciudadanos. Las personas se basaron en los autores anteriormente citados
(Locke, Montesquieu) para instaurar cambios que dirigieran a la felicidad
cívica y a la vez a la aspiración de la libertad en sí, pero como mencioné
anteriormente, esta felicidad cívica de por sí cambia con la historia, con las
personas, con las ideologías y con el sentir del contexto histórico, por ende,
no puede ser considerada como un todo, ni tampoco entender las revoluciones como el ente que
produce la evolución y los cambios históricos en sí, sino como aquel efecto e
inclusive el fin, de todo aquel progreso ocurrido con vías a cierta perfección
en la historia humana.
Referencias Bibliográficas
* Fukuyama, F. (1992) El fin de la historia y el último hombre. Barcelona:
Editorial Planeta S.A.
* Bobbio, N. (1976) Las
teorías de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político. Turín:
Giappichelli Editore
*Pisier, É., Duhamel, O. y Chatelet,
F. (1982) Historia del pensamiento
político. Francia: Presses Universitaries de France.