domingo, 2 de diciembre de 2012

X-mas para todos

Ha llegado la hermosa y mágica época de víspera navideña, con sus colores, luces, calor... sofocante calor, el cual misteriosamente contrasta con el viejo pascuero abrigado y barboso, como también con los árboles sintéticos de color blanco que se esfuerzan por asemejar la navidad gringa, con su mágica nieve y sus pegajosos villancicos que hablan sobre lo psicópata que es santa (he see you while you´re sleeping, he knows when your awake...) lo que es claro es que es una época un poco extraña en el hemisferio sur pero no por eso no nos ha cautivado. Lo que es a mí, diciembre significa mucho más que navidad, es el mes en el cual saco conclusiones, agradezco lo que he pasado (sea bueno o malo) y me uno a mi familia y seres queridos, simplemente no se trata de cursileria barata de esas que se ven en los comerciales antiguos de Coca-Cola, sino más bien de tener un momento de esperanzas y buenos deseos mirando el árbol navideño. Tampoco me haré el falso diciendo que no me importan en absoluto los regalos, es más, soy humano y estadísticamente a la mayoría de los de mi raza le importan también, pero puedo afirmar que no hago que todo gire en torno a un paquete navideño con cintitas coloriadas y con mi nombre en un sticker de esos que venden señoras que el resto del año venden parchecuritas a cien pesos, de esos que dicen en inglés "To... and from...". Es época de consumismo señores y eso nadie lo puede negar, las ventas se incrementan en el retail con comerciales que hablan de regalar amor y que promocionarn tablets y smarthphones que cuestan más de lo que mucha gente gana a fin de mes. Es ilusión lo que aparece en los comerciales, folletos, revistas y cd´s musicales, en el mundo hay gente que nunca ha podido tener un árbol o una cena navideña... en este punto recuerdo aquel capítulo en donde Mickey Mouse actuó de forma tan profesional de ciudadano pobre en época navideña, en donde el Pato Donalds con su mísera forma de ser, no le paga  su sueldo con el cual el pobre ratón quería comprar un pollo asado en la cena navideña, el resto de la historia no es tan real porque aparece el fantasma de las navidades pasadas al viejo pato hijo de pata y le da una lección con la cual su corazón cambia y bla bla bla, supongo que saben la historia, no hay que ser Walt Disney para poder crear sus historias estivales. Lo cierto es que es irreal, porque si fuera así, el fantasma de las navidades pasadas se volvería loco con la cantidad de empresarios tacaños que tendría que visitar y simplemente dejaría su cargo... quizás ya lo hizo hace un buen tiempo atrás.

Pese a todo esto, y los típicos pensamientos que se me vienen en el brindis navideño acerca de los niños en África, la gente norcoreana, mis hermanos latinoamericanos o lo que es más cercano... todo aquel chileno que no tiene hogar o familia con la cual estar en navidad, sigo teniendo fe y esperanzas de que con la llegada del niño Jesús todo aquel sufrimiento terminará, el consumismo de nuestras almas también lo hará, los empresarios tacaños comenzarán a amar y en general... que el espíritu navideño no se confunda con el espíritu de comercial.

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