jueves, 3 de enero de 2013

Número 10

La oscuridad por sí sola trae congoja y desesperación, sin embargo, cuando encuentra compañía en luces llenas de vida que nacen dentro de miles de edificios envueltos en la aglomeración de la urbanidad se convierte en una nostálgica maravilla de la época de posguerra  si a todo esto le sumamos la magia de una noche de lluvia, no querrás que aquella noche se acabe nunca. En la noche que describo, en una ciudad desconocida entre Talca y Nueva York me siento confundido con dos amigas de la infancia que he dejado en el olvido, he sentido culpa y a la vez intriga del saber porqué ambas se encuentran bajo esta lluvia, observándome de manera desigual bajo un paraguas negro que pertenece a una de ellas, bajo la sombra efímera de esta noche siento la presencia de mi padre que no comprendo de qué lugar ha salido ni la razón del porqué siento que ya no soy parte de su vida, tan sólo observo a los tres personajes subirse a un taxi número 10 que con la única seguridad que poseo, sé y estoy seguro de que no me dirige a mi destino.

En un segundo trato de cerrar el paraguas de forma desesperada por que ya es demasiado tarde y tengo prisa debo ir a un lugar o buscar algo, debo entregarle este paraguas a ella porque el taxi ya se irá; sin embargo, no puedo y lo rompo por completo mientras una de ellas me grita que debo arreglarlo, por lo que me subo de prisa al taxi y me siento a su lado sabiendo que debo bajarme de él, de pronto el dilema del paraguas se difumina y comienzo a tener miedo de que este taxi no me lleve donde debo ir por lo que me bajo dejando a los tres personajes seguir su viaje.

Mirarse y de pronto descubrir que vistes un abrigo negro que nunca has recordado y de que sientes que estás vestido con ropa de escolar ya te vuelve vulnerable y difuso, pero de pronto sentir que no vistes nada más que tu ropa interior te hace querer desaparecer del lugar, sin embargo ,tengo el abrigo negro y largo que cubre cada parte de mí. Es así como veo locales luminosos que me dan tranquilidad y filas y filas de personas sujetas por vallas papales blancas, sé que todos se dirigen a un lugar pero yo voy a la inversa y corro porque sigo buscando algo que necesito. Maquina de helados de colores, luces de tiendas, hora de cierre, tienda de electrónicos y mi tarjeta visa en la mano, debo comprar algo aqui, hablo con el encargado de una tienda pero sé que es demasiado caro y salgo apurado.

Poco a poco la luz termina y la noche abarca todo a su paso, me desespero en una galería comercial antigua y paso de pronto a otro espacio temporal repleto de memorias del 44 veo dos guardianes con perros y un collar y grito desde el alma en inglés "I´m afraid of the darkness!" "please help me" no soy capaz de pensar ni de mentalizar las luces de la galería se apagan una a una y no hay ni siquiera una tienda abierta, los guardianes me miran pero ya no recuerdo que tuvieran miradas ni que existiera más gente además de estos dos, sigo corriendo hacia adelante de la oscuridad pero ya no recuerdo nada más que esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario